domingo, 17 de agosto de 2014

César Tort, La culpa es de la Cantata, Apostillas

En este apartado hemos incluido el poema íntegro de Carlos Pellicer Tempestad y calma, que fuera punto de partida para la obra La espada, Cantata a Morelos de César Tort. Le acompañan varias reseñas, entre ellas aquella que hiciera José Revueltas en 1965 y la de Juan Arturo Brennan en el 2013, además de una pequeña recopilación de entrevistas,  (los links remiten a las fuentes) hechas al maestro recientemente, como la de Carmen Aristegui acerca de la importancia de la educación musical en la formación del niño o la de Armando Ponce publicada en Proceso. Incluye un fragmento de La Espada así como un documental de los orígenes del Método Tort en los años 60. 



César Tort, junio 2013
Foto, archivo Roberto Ponce, Proceso




TEMPESTAD Y CALMA 
EN HONOR DE MORELOS 

Imaginad 
una espada 
en medio de un jardín. 
Eso es Morelos 

Imaginad: 
una pedrada 
sobre la alfombra de una triste fiesta. 
Eso es Morelos

Imaginad 
una llamarada 
en almacén logrado por avaricia y robo. 
Eso es Morelos 

Ya tengo las imágenes pero no las palabras. 
Pero hay aceros, y piedras, y llamas. 
Porque nada hay más hondamente hermoso 
para el humano oído, que la palabra. 

Si las palabras vinieran para decir: Morelos, 
vendrían ocultas en esos nubarrones de piedra 
que a unos cuantos kilómetros nos miran: 
La tempestad de rocas de Tepoztlán, vecina 
el huracán de piedra de Tepoztlán que avanza, 
esas gargantas que vociferan árboles, 
esos peldaños a pájaros y lluvias 
cuando pasa la noche de resonantes piedras 
y el sol sacude el sueño de la luz, allá arriba.

Aún hay aceros. Y piedras. Y llamas. 
Esta es la hora de las palabras 
terriblemente cristianas. 
Las que hieren, las que arden, las que aplastan. 
¡Ah! ¡Si yo pudiera arro jar mi corazón 
Y provocar una grieta en la montaña! 
¡Hablar en piedra y escribir en llamas! 
La espada silenciosa que abrió el cerrado pecho: 
ni un corazón que surja: todo estaba desierto. 
La zumbadora piedra que el cuerpo ha derrumbado: 
era sólo una cáscara y polvo dentro de ella. 
El siempre alegre fuego que a la ciudad ardió 
halló sólo papeles, y el humo, no duró. . . 
Estas son las palabras terriblemente buenas, 
palabras vivas, hechas de llamas sobre las piedras. 

Grité ¡Morelos! hace quince años desde las rocas de Tepoztlán. 
¡Olor a Cuautla! Y entre palmeras hechas laureles 
salté al abismo del heroísmo grité ¡Morelos! 
Y vi la tierra aba jo desde el verde al azul. 
Y unas botas sin ruido lo estremecieron todo 
y sudaba una frente su pañuelo de luz. 
Grité ¡Morelos!, hace quince años en Acapulco. 
Y clamoroso mar me atropelló. 
Una raya de verde movida en cuatro azules 
espiral rumor blanco dentro della enrolló. 
Y un trueno hizo caer el roble de los vientos. 
Y oí en mí mismo cuando mi pecho gritó ¡Morelos! 
Y a un alto en mis arterias fue mi sangre a parar. 
Ba jar del monte, querer el mar. 
Vivir con pocas palabras; 
pero en cada palabra tener una tempestad. 
Ah, si yo pudiera haberlas dicho, 
acero, piedra, llama. 
Gritar Morelos y sentir la flama. 
Gritar Morelos y lanzar la piedra. 
Gritar Morelos y escalofriar la espada. 

Tú fuiste una espada de Cristo, 
que alguna vez, tal vez, tocó el demonio. 
Gloria a ti por la tierra repartida. 
Perd´on a tu crueldad de mármol negro. 
Gloria a ti porque hablaste tu voz diciendo América. 
Perd´on a tu flaqueza en el martirio. 
Gloria a ti al igualar indios, negros y blancos. 
Gloria a ti, mexicano y hombre continental. 
Gloria a ti que empobreciste a los ricos 
y te hiciste comer de los humildes, 
procurador de Cristo en el Magnificat. 
Gritar ¡Morelos! 
es escuchar la Gloria y sentir el perdón.

Carlos Pellicer (1897-1977)





(Texto íntegro)



Comencemos por decir, en la acepción menos cívica posible, que La Cantata de César Tort es una música en combate. No por ser combativa y menos aún épica, ni por estar consagrada al Héroe. Hay otra razón: ella misma es una batalla en el sentido más singular y antirriguroso de la palabra; algo como lo que quiere Cervantes en la segunda parte del Quijote cuando dice que los santos son héroes también. Música en la que se traspasa el contenido, contrapuesto consigo mismo, de la estremecedora y consternadora batalla que libra lo religioso—a su pesar y a su no pesar—con todo aquello que su profundidad o lucidez o su ternura o su rebeldía alcanza, hiere, acaricia y derrota con la espada de sus significaciones, esotéricas y transparentes a la vez: el héroe se hace santo, llámese como se llame, cuando es héroe verdadero. Por esto en la música de Tort—y no sólo en La Cantata; en El orador su héroe es Dios—se enfrentan y combaten de continuo, sin tregua, sin cuartel, la materia y el espíritu. ¡Ah!, pero su propia lucha los funde en una sola cosa, en una sola entidad inesperada—más allá de todo artista, pero siempre inexorable—: esa cosa única, torturante y creadora que es el demonio. El demonio doliente y esperanzado de la vida. Porque si algo creó a alguien, el hombre no puede ser sino el demonio. De aquí la religiosidad de Tort como heroísmo. En todos los sentidos. Su música no sólo respira la vida sino que la reparte. Se grita al héroe de La Cantata de Tort. Lo grita el hermoso poema de Pellicer. Pero bien: lo cierto es que el grito no lo lanza sino el héroe mismo y nadie más. En La Cantata de Tort el grito del héroe es la roca de Sísifo. La carga del dolor humano, de esperanza y sangre que sobre sus espaldas conduce al hombre del abismo a la cumbre y que ha de dejar que ruede de la cumbre al abismo, una y otra vez, por toda la eternidad, en espera de que en algún tiempo terminen las tinieblas y la luz se haga, sin que, empero, esto llegue a ocurrir jamás. El grito de Morelos es el grito de todos los hombres de todos los tiempos; el grito que lanza la tierra por la garganta de sus héroes. Por eso lo necesitamos, lo buscamos y lo sacrificamos, para que el pasado—la muerte y la sangre—transcurra siempre en tiempo presente .Mañana se repetirá la acción que, en su momento también será condenada y su futuro la convierta después en epopeya. Pero hay algo más todavía, nuestro grito de Sísifo es de igual modo la anticipada nostalgia por las tinieblas y el horror sagrado y espantoso a que, si la luz se hace, vuelva a cegarnos de nuevo a pesar de haber salido ya de las negruras de la noche. Creo que eso es lo que en forma por demás vigorosa, bella y patética, expresa César Tort en su música, tan llena por otra parte, de humanidad y pensamientos. 

José Revueltas (1914-1976)







César Tort, 1925
La espada, Cantata a Morelos

La mayoría de las fuentes bibliográficas y enciclopédicas de la música de México incluyen, como debe ser, la mención del músico poblano César Tort. Sin embargo, las referencias a su respecto ponen poca atención a su trabajo como compositor, a lo cual se une el hecho de que sus obras casi nunca aparecen en nuestros programas de concierto. Ello se debe al hecho, ampliamente conocido entre los interesados en nuestra música, que el nombre de César Tort ha estado sólidamente asociado, a lo largo de muchas décadas, con los asuntos relativos a la educación musical, materia en la cual es un reconocido especialista. Hizo carrera de piano en la Escuela Nacional de Música de la UNAM, bajo la tutela de dos reconocidos maestros, Ramón Serratos y Pedro Michaca. También tuvo como tutores a Rodolfo Halffter (1900-1987) en México y Aaron Copland (1900-1990) en los Estados Unidos. Al ingresar como miembro del profesorado de la Escuela Nacional de Música, orientó su trabajo a la investigación y la práctica de la pedagogía musical. Desde entonces, ha sido considerado como un destacado especialista en ese ámbito, con membresía y/o reconocimientos de numerosas instituciones de enseñanza musical en México y en el extranjero. Un hito importante en su trayectoria como educador musical es la fundación, en 1974, del Instituto ARTENE, Centro de Pedagogía e Investigación Infantil Musical. En el centro de su actividad como educador musical se encuentra un sistema de enseñanza que fue conocido originalmente como Micropauta, y que ahora se difunde (a nivel nacional e internacional) como Método Tort.En su catálogo como compositor se encuentran piezas para piano, un trío para violín, violoncello y piano, obras de cámara, la ópera infantil Hilitos de oro, el poema sinfónico Estirpes, canciones, etc. También es autor de La música y el niño, obra didáctica que fue editada por la UNAM en la serie Voz Viva de México. Como es lógico, César Tort es autor de un buen número de textos relativos a la enseñanza de la música. En el año de 1965, César Tort compuso La espada (Cantata a Morelos), para narrador, coro mixto y orquesta, por encargo de la Subsecretaría de Cultura de la SEP. El texto original, titulado Tempestad y calma en honor de Morelos, es del poeta tabasqueño Carlos Pellicer, varios de cuyos poemas han sido musicalizados por Tort. (...)
El poema de Carlos Pellicer que sirvió como fuente textual para La espada fue redactado en mayo de 1946 en Tepoztlán, Morelos, y está dedicado al pintor José Clemente Orozco. Este poema le fue entregado a Tort por el propio Pellicer. (...).  La espada (Cantata a Morelos) de César Tort fue estrenada el 22 de diciembre de 1965 en el Teatro de Bellas Artes por la Orquesta Sinfónica Nacional, el Coro de Bellas Artes y José Gálvez como declamador, bajo la dirección de Luis Herrera de la Fuente, con motivo del 150 aniversario luctuoso de José María Morelos y Pavón. Al año siguiente, Eduardo Mata dirigió en Guadalajara la segunda ejecución de la cantata de Tort.

Juan Arturo Brennan (1955)






CNN, Entrevista con Carmen Aristegui íntegro (22 min)
 Junio 21 y 2013, CNN, México





César Tort en el estudio de su casa en Tlalpan, octubre 2004
Foto Carlos Cisneros, La Jornada



Roberto Ponce, Junio 11 y 2013, Cultura en la mira, Proceso

El regreso de César Tort
Roberto Ponce, Junio 22 y 2013, reportaje especial, Proceso

Triunfal reestreno de la cantata “La Espada”, de César Tort 
Armando Ponce, Junio 22 y 2013, Cultura y espectáculos, Proceso 

César Tort, otro visionario en el desierto
Samuel Maynez, Junio 30 y 2013, La obra de la semana, Proceso


Maestro César Tort: “La música nos hace exigentes”
Juan Carlos Talavera, Junio 29 y 2013, Excelsior

Vicente Gutiérrez, Junio 20 y 2013, El Economista



César Tort, Junio 2014
Foto @ZM

Lamenta César Tort el desdén a la enseñanza musical
Lleva 35 años pugnando por que se considere materia obligatoria en la instrucción básica
Ángel Vargas, Octubre 25 y 2004, Especial cultura, La Jornada

Al niño no se le debe atosigar, sino formar de modo integral con la música: César Tort
Celebran 35 años de su escuela Artene con un concierto en la Sala Nezahualcóyotl
Ángel Vargas, Viernes 3 de julio de 2009, Cultura La Jornada


Festejan 40 años de César Tort dedicados a la enseñanza musical
Ericka Montaño Garfias, julio 13 y 2014, La Jornada








Escuela Nacional de Música-UNAM, Mascarones, 1970

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