sábado, 28 de septiembre de 2013

1.-Nuevas voces Narrativas, José Pablo Salas


EL ENTIERRO DE PROUST,
JOSÉ PABLO SALAS





A José Pablo le decía el mudo porque se sentaba en la última fila, solo, y nunca decía nada. Así transcurrió la mayor parte del semestre hasta que un día nos sorprendió a todos; José Pablo habló.   Sus palabras giraban alrededor de Jorge Luis Borges, un desconocido para el  salón.  Podría haberme escandalizado ante la falta de belleza de mis alumnos pero en un salón de diseñadores industriales e ingenieros sucede.  Así fue como José Pablo, el único alumno que había leído al gran escritor argentino, obtuvo el mote de Borges. Tengo la mala costumbre de poner apodos a los alumnos.  Borges siguió sin hablar, pero al final del semestre José Pablo volvería a sorprendernos, le gustaba escribir y no lo hacía nada mal.  Nos contó una historia de tortugas después descubriría que también le gustaban los halcones.  De hecho "Temporada de halcones" había sido finalista del Pen Club, nuevas voces narrativas.
Les presento a José Pablo Salas... *



EL ENTIERRO DE PROUST


El día en que murió Proust, su tortuga, el viejo Mihailovic había soñado que comía una lata de atún completamente desnudo, esa visión lo llenó de miedo. El anciano se despertó agitado sólo para recordar que no había alimentado a Proust en semanas: la pequeña caguama reposaba panza arriba en el fondo de la pecera. Mihailovic pensó en apoyarse en
su viejo bastón de fierro y tirar a Proust por el escusado, pero le dio miedo.  Pensó que si se atoraba a la hora de jalar la cadena tendría que llamar a un plomero, recibirlo y explicarle que nunca antes se le había muerto una tortuga y que no sabía muy bien cómo

deshacerse de ella.


Pensó entonces en bajar al depósito de basura de su edificio y dejar ahí al occiso anfibio, pero temió encontrarse con alguno de sus vecinos quien le daría las condolencias y le preguntaría cómo se llamaba su tortuga.  Entonces él tendría que explicar que se llamaba
Proust, quien era un escritor francés muy complejo que nunca había leído, pero que le pareció bien ponerle así a su tortuga caguama porque ésta tenía cara de Proust.

Seguía el anciano paralizado e indeciso cuando Pulgas entró a su cuarto. El pobre labrador sufría de hiperactividad canina, por eso, a pesar de sus 12 años seguía corriendo y saltando por todo el departamento. Pulgas se lanzó sobre el viejo Mihailovic y le lamió la cara con una efusividad al borde de la epilepsia mientras él intentaba quitárselo de encima riendo. Por fin logró zafarse y pensó que si bien no había leído a Proust, sí que había leído a Borges y a Cortázar y que aunque no los entendía del todo se divertía haciéndolo, y por eso había olvidado alimentar a la tortuga que se había muerto y que eso no le importaba en lo más mínimo. Ya podían irse yendo todos los vecinos (y el plomero) a chingar a su madre.

Mihailovic tomó su oxidado bastón y acompañado por él y por Pulgas salió desnudo a enterrar a Proust en el jardín comunal. De regreso haría lo único que sabía hacer bien: escribir. Escribiría un cuento. Un cuento sobre un viejo con un bastón oxidado, un perro hiperactivo y una tortuga de nombre Proust.






* José Pablo Salas, por el mismo: Estudiante de la carrera de Comunicación en la Universidad Iberoamericana, subsistema de Periodismo. Es auxiliar de redacción del suplemento La brújula semanal, de Milenio Diario. Ha colaborado en el blog de Ibero 90.9 (sección Libros) y en los suplementos Laberinto y Dominical, de Milenio. Fue finalista de la primera edición del premio literario PEN Internacional Nuevas Voces por su cuento "Temporada de halcones". Dice que es editor de la revista digital Malinche.mx. Se cree Kapuściński, no llega ni a Loret de Mola.

ÍNDICE: NUEVAS VOCES NARRATIVAS
Quieres leer nuevas voces, aquí

ÍNDICE; NUEVAS VOCES NARRATIVAS


Los hombres están hechos para entenderse
para comprenderse, para amarse,  

tienen hijos que serán padres de los hombres, 
tienen hijos sin fuego ni lugar 
que inventarán de nuevo a los hombres, 
y la naturaleza y su patria 
la de todos los hombres 
la de todos los tiempos. 

Paul Éluard (fragmento)


Ejercicio plástico, Argentina (fragmento)

NUEVAS VOCES NARRATIVAS


ÍNDICE
Tengo muchos alumnos, colegas y amigos talentosos, quizás por eso decidí abrir una nueva ventana en este blog: Nuevas voces narrativas.  
He aquí el trabajo de un simple labrador, una mujer que recoge las semillas y los frutos que va dando la tierra. 

6.- PEDRO SALAMANCA SMITH: You’d be so nice to come home to, 2019

5.-  ALEJANDRO PERALTA: Te recuerdo Aurora, 2016

4.- MARIANO MORENO: En el nombre del padre, 2014



lunes, 23 de septiembre de 2013

27.- Antología poética; Carlos & Zyanya


Y así de tierra a tierra fui tocando
   
el barro americano, mi estatura,
   
y subió por mis venas el olvido
   
recostado en el tiempo, hasta que un día
   
estremeció mi boca su lenguaje.
Pablo Neruda


Pablo Neruda,



Ricardo Eliezer Neftalí Reyes Basoalto nació un 12 de julio y 1904 en Parral; la serranía chilena.  Tuvo madre pero cuando él nació ella murió.  Tuvo mamadre, como le llamó en versos a la segunda esposa de su padre, que vió “…de bondad vestida de pobre trapo obscuro”.  Su padre soñaba con una carrera dignísima para su hijo; maestro quizás pero nunca poeta… pero el niño escribía; así que de joven cambió su nombre y se fue al de Pablo por el sonido y a Neruda por el poeta checo Jan Neruda.  Un día, el niño de la montaña conoció el mar: la palpitación del universo, corazón colosal y su estruendo… El niño recogió las olas, el grano de arena pulido, la espuma, las conchas y los peces marinos; ya nunca se separó de él...
A 40 años de la muerte del poeta, envuelta en el escándalo y posible asesinato, este brevísimo muestrario en su honor desde México.



Pablo Neruda,
Parral-Santiago; Chile
(1904-1973)
@CarlosAzar
@ZyanyaMariana



WALKING AROUND

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.
El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.
Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.
Sin embargo sería delicioso
asustar a  un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.
No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.
No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.
Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.
Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.
Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.





           


LOS HOMBRES

Como la copa de la arcilla era
la raza mineral, el hombre
hecho de piedras y de atmósfera,
limpio como los cántaros, sonoro.
La luna amasó a los caribes,
extrajo oxígeno sagrado,
machacó flores y raíces.
Anduvo el hombre de las islas
tejiendo ramos y guirnaldas
de polymitas azufradas,
y soplando el tritón marino
en la orilla de las espumas.

El tarahurnara se vistió de aguijones
y en la extensión del Noroeste
con sangre y pedernales creó el fuego,
mientras el universo iba naciendo
otra vez en la arcilla del tarasco:
los mitos de las tierras amorosas,
la exuberancia húmeda de donde
lodo sexual y frutas derretidas
iban a ser actitud de los dioses
o pálidas paredes de vasijas.

Como faisanes deslumbrantes
descendían los sacerdotes
de las escaleras aztecas.
Los escalones triangulares
sostenían el innumerable
relámpago de las vestiduras.
Y la pirámide augusta,
piedra y piedra, agonía y aire,
en su estructura dominadora
guardaba como una almendra
un corazón sacrificado.
En un trueno como un aullido
caía la sangre por
las escalinatas sagradas.
Pero muchedumbres de pueblos
tejían la fibra, guardaban
el porvenir de las cosechas,
trenzaban el fulgor de la pluma,
convencían a la turquesa,
y en enredaderas textiles
expresaban la luz del mundo.

Mayas, habíais derribado
el árbol del conocimiento.
Con olor de razas graneras
se elevaban las estructuras
del examen y de la muerte,
y escrutabais en los cenotes,
arrojándoles novias de oro,
la permanencia de los gérmenes.

Chichén, tus rumores crecían
en el amanecer de la selva.
Los trabajos iban haciendo
la simetría del panal
en tu ciudadela amarilla,
y el pensamiento amenazaba
la sangre de los pedestales,
desmontaba el cielo en la sombra,
conducía la medicina,
escribía sobre las piedras.

Era el Sur un asombro dorado.
Las altas soledades
de Macchu Picchu en la puerta del cielo
estaban llenas de aceites y cantos,
el hombre había roto las moradas
de grandes aves en la altura,
y en el nuevo dominio entre las cumbres
el labrador tocaba la semilla
con sus dedos heridos por la nieve.

El Cuzco amanecía como un
trono de torreones y graneros
y era la flor pensativa del mundo
aquella raza de pálida sombra
en cuyas manos abiertas temblaban
diademas de imperiales amatistas.
Germinaba en las terrazas
el maíz de las altas tierras
y en los volcánicos senderos
iban los vasos y los dioses.
La agricultura perfumaba
el reino de las cocinas
y extendía sobre los techos
un manto de sol desgranado.

(Dulce raza, hija de sierras,
estirpe de torre y turquesa,
ciérrame los ojos ahora,
antes de irnos al mar
de donde vienen los dolores.)

Aquella selva azul era una gruta
y en el misterio de árbol y tiniebla
el guaraní cantaba como
el humo que sube en la tarde,
el agua sobre los follajes,
la lluvia en un día de amor,
la tristeza junto a los ríos.

En el fondo de América sin nombre
estaba Arauco entre las aguas
vertiginosas, apartado
por todo el frío del planeta.
Mirad el gran Sur solitario.
No se ve humo en la altura.
Sólo se ven los ventisqueros
y el vendaval rechazado
por las ásperas araucarias.
No busques bajo el verde espeso
el canto de la alfarería.

Todo es silencio de agua y viento.

Pero en las hojas mira el guerrero.
Entre los alerces un grito.
Unos ojos de tigre en medio
de las alturas de la nieve.

Mira las lanzas descansando.
Escucha el susurro del aire
atravesado por las flechas.
Mira los pechos y las piernas
y las cabelleras sombrías
brillando a la luz de la luna.

Mira el vacío de los guerreros.

No hay nadie. Trina la diuca
como el agua en la noche pura.

Cruza el cóndor su vuelo negro.
No hay nadie. Escuchas? Es el paso
del puma en el aire y las hojas.

No hay nadie. Escucha. Escucha el árbol,
escucha el árbol araucano.

No hay nadie. Mira las piedras.

Mira las piedras de Arauco.

No hay nadie, sólo son los árboles.

Sólo son las piedras, Arauco.







FAREWELL

Desde el fondo de ti, y arrodillado,
un niño triste, como yo, nos mira.

Por esa vida que arderá en sus venas
tendría que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendría que matar las manos mías. 

Por sus ojos abiertos en la tierra
veré en los tuyos lágrimas en día.

2

Yo no lo quiero, Amada.

Para que nada nos amarre 
que no nos una nada.

Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que tuvimos,
ni los sollozos junto a la ventana.

3

(Amo el amor de los marineros
que besan y se van.

Dejan una promesa.
No vuelven nunca más.

En cada puerto una mujer espera,
los marineros besan y se van.

Una noche se acuestan con la muerte 
en el lecho del mar.)


Amo el amor que se reparte
en besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eterno
y puede ser fugaz.

Amor que quiere libertarse
para volver a amar.

Amor divinizado que se acerca.
Amor divinizado que se va.

martes, 17 de septiembre de 2013

26.- Antología poética; Carlos & Zyanya



A quoi bon tant désirer
Mais sans pouvoir ? Avoir voulu parler
Mais sans phrases pour dire ? Avoir regret
Mais seul, et sans qu’un autre ait pu comprendre ?


¿Para qué desear tanto
pero sin poder?  ¿Haber querido hablar
pero sin frases para decir? ¿Tener remordimiento
pero solo, y sin un otro que pueda comprender?

Yves Bonnefoy 
(Fragmento, versión Zyanya Mariana) 
Poesías en prosa del libro L'heure présente 






Yves Bonnefoy

Este año, el otrora premio Juan Rulfo, se consolidó como el premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2013 al honrar el trabajo de un gran poeta en lengua francesa Yves Bonnefoy.  Indudable honor, por todos aceptados, para el poeta y traductor, sobretodo si recordamos el escándalo y polémica que suscitó el año pasado el premio otorgado al escritor peruano Bryce Echenique acusado de plagioEs curioso notar que la decisión de este año de la FIL al elegir un autor francés no sólo limpia el nombre del galardón más importante de América Latina (caso Echenique), sino que consolida nuestra vocación eurocentrista y herencia porfiriana.  
Cabe recordar que en sus orígenes el galardón de la FIL nació como "Premio literatura latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo."  Para el 2005 el poeta Tomás Segovia recibia el premio en medio de una agria polémica: los herederos de Rulfo señalaban polítiquería en la elección de los candidatos. Para evitar aldeanismos, diría Martí, este 2013 el premio se abrió a las lenguas romances pero también se circunscribió a una sola parte del mundo, occidente.  Es como si el premio se legitimara mirando al Atlántico pero olvidando el pacífico.  Es increíble como se repite la historia en cada uno de nuestros actos.  

Y sin embargo premiar por unanimidad a Bonnefoy (Buenafe), quien en el nombre lleva la penitencia, ha sido un acierto poético.  Una elección afortunada por parte del jurado de este año; conformado por la española Esperanza López Parada (Escritora) y los italianos Benedetta Craveri (escritora), Mariapia Lamberti (traductora y editora) y Pascal Gabellone (profesor emérito), así como la rumana Simona Sora (traductora y editora) el brasileño Horacio Costa (poeta y traductor), y el mexicano Hugo Gutiérrez Vega (poeta y periodista), portavoz del jurado. En efecto la critica francesa considera a Yves Bonnefoy, nacido en Tours en 1923 amigo de los surrealistas como André Breton y del mitólogo Mircea Eliade,  uno de los poetas y escritores franceses más importantes de la segunda mitad del siglo XX. El también ensayista, es miembro del Collège de France y traductor al francés de Shakespeare y Yeats. En México es poco conocido y sus traducciones son escasas, por eso decidimos presentar esta semana su poesía compleja expresada en un lenguaje simple.  
Que lo disfruten.




Yves Bonnefoy, 1923
Tours, Francia
@CarlosAzar
@ZyanyaMariana
 

A MÊME RIVE


Parfois prend le miroir 

Entre ciel et chambre

Dans ses mains le minime

Soleil terrestre


Et des choses, des noms
C’est comme si
Les voies, les espérances se rejoignent 
A même rive.

On se prend à rêver 
Que les mots ne sont pas
A l’aval de ce fleuve, fleuve de paix,
Trop pour le monde

II

Rêver : que la beauté 
Soit vérité, la même
 Evidence, un enfant 
Qui avance, étonné, sous une treille.

Il se dresse et, heureux,
De tant de lumière,
Tend sa main pour saisir 
La grappe rouge.

III

Et plus tard on l’entend 
"la poesía es importante, sobretodo en la democracia,
permite la relación de intercambio
entre las personas..." YB
Seul dans sa voix
Comme s’il allait nu
Sur une plage

Il s’arrête pourtant 
Ici ou là,
Son pied pousse, distrait,
L’eau dans le sable.



EN EL MISMO RÍO
(traducción William Guaregua)
I
A veces toma el espejo
 Entre el cielo y el cuarto
 Entre sus manos el mínimo
 Sol terrestre.

Y las cosas, los nombres
 Es como si
 Las voces, las esperanzas se divirtieran
 En el mismo río.

Donde se puede soñar
Que las palabras no existen
Aguas debajo de ese río, río de paz,
Demasiado para el mundo,

Y hablar no es más
Que cortar el cuello
Del cordero que, confiado,
Se deja llevar por la palabra.

II
Soñar: que la belleza
Sea verdad, la evidencia
Misma, un niño
Que pasa, emocionado, bajo una troja.

Él se levanta y, feliz
De tanta luz,
Estira su mano para agarrar
La roja uva.

III
Y más tarde se entiende
Sólo con su voz
Como si anduviese desnudo
Por una playa

Y tuviese un espejo
Donde todo el cielo
Se abriera, a grandes rayos, que colorearan
Toda la tierra.

Él se detiene a veces,
Aquí o allá,
Su pie arrastra, distraídamente,
El agua sobre la arena.



Londres, 1961 con Jean Fanchette y Alberto Lacerda, Yves Bonnefoy al centro
 


LA BEAUTÉ

Suis-je belle, ô mortels,
Comme un rêve de pierre? Non, ce n'est pas
Ce triste assentiment que j'attends de vous.
L'enfant pleure sur le chemin et je l'oublie.
Ne suis-je la beauté
Que parce que je flatte votre rêve?
Non, j'ai au fond de moi les yeux grand ouverts,
Je suis tapie, effrayée, je suis prête
A me jeter en avant, à griffer,
Ou à faire la morte si je sens
Que ma cause est perdue dans vos regards.
Demandez-moi d'être plus que le monde.
Souffrez que je ne sois que ce corps inerte,
Pansez-moi de vos voeux, de vos souvenirs.  

 








LA BELLEZA
(versión Zyanya Mariana)


¿Soy bella, oh mortales,

como un sueño de piedra? No, no es

esa triste aprobación lo que espero de ustedes.

El niño llora en el camino y lo olvido.

¿Acaso no soy la belleza

sólo porque halago sus sueños?

No, tengo en el fondo de mi los ojos grandes abiertos,

Estoy al acecho, asustada, estoy lista 
a lanzarme hacia adelante, arrañar 
O hacerme la muerta si siento
Que mi causa está perdida en sus miradas.
Pídanme ser más que el mundo.
Sufran de que no sea más que un cuerpo inerte,

Arrópenme con sus deseos, con sus recuerdos

Discurso de Yves Bonnefoy al recibir el premio de la FIL 2013
www.fil.com.mx/prensa/docs/Discurso_Yves_Bonnefoy.doc