jueves, 31 de enero de 2013

Django o la otredad norteamericana; LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA

ZyanyaM 

 Tengo treinta y siete años.
Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.

: Walt Whitman

 


 


Canto a mí mismo:
Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también.
Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
(…)
Tengo treinta y siete años.
Mi salud es perfecta.
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original de la
naturaleza desenfrenada.
: Walt Whitman
(Versión de León Felipe)




LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA;  Django o la otredad norteamericana

Este domingo fui al cine.  Antes solía ir con regularidad y podía chutarme toda la cartelera, los foros y las muestras si así me placía.  Escribía incluso critica de cine.  Pero las cosas cambian y desde que nació mi hija tuve que racionalizar mis visitas al cine y elegir acertivamente la producción fílmica.  Me suelo llevar por la polémica o la reiterada recomendación a la hora de elegir, pero esta vez fue suficiente que mi querido amigo Carlos exclamara: ¿Django? Excelente, ya sabes Tarantino…  Viniendo de él la palabra excelente adquiere un carácter incuestionable.  Entonces como un Django que al descubrir la palabra absolutamente cambia su atuendo de sirviente por un clásica al estilo cowboy; yo no dudé y fui al cine.   

Quentin Tarantino en Django



Jamie Foxx interpreta al protagonista de la última película de Tarantino; Django un personajo maravilloso.  Poco a poco, a lo largo de tres horas, este personajo va descubriendo la libertad, las palabras y la ropa.  A los 10 minutos de iniciada la película, al más puro estilo del mejor spaguetti western de los italianos Leone o Corbucci, este Django negro 
(a diferencia del Django original de 1966, un Franco Nero rubio de ojos azules), este esclavo libera su 
   
Franco Nero en Django de Sergio Corbucci, 1966
cuerpo al lanzar, junto a las cadenas de sus pies, la manta que lo abriga, descubriendo una espalda fuerte pero marcada con los azotes comunes para los rebeldes.

Django intuye el vínculo existente entre la libertad y las palabras y lo vemos en la ropa.  Primero descubre que tienen poder sobre sí mismo; rompe el silencio y habla con Schulz, toma el abrigo y el caballo de un muerto y se convierte en caballero.  O la fabulosa escena donde aprende el significado de la palabra absolutly; las flores blancas se salpican de carmesí sangre y él cambia el azulado traje de valet por el café del hombre marlboro. 

OK Corral donde aparecen los hermanos Earp y
Doc Hollyday, el dentista
Después aprende que las palabras tienen poder sobre los demás.  Escucha como el doctor Schulz (un Cristoph Waltz caracterizado como el dentista doc Holliday de Lucky Luke en OK Corral  las utiliza para aturdir a sus contrincantes, generalmente fuertes, tontos y desalmados.  El “humanista” Schulz, un ex dentista de origen alemán vuelto caza recompensas, insiste elogiosamente que trabaja para las autoridades capturando, vivo o muerto, a los criminales más buscados por la ley.  Su repetición, burocráticamente justificada por los carteles de “se busca”, revela la ambigüedad de la ley, baluarte de la cultura norteamericana y del estado moderno.  

Doc Olliday, dentista que apoyó
las elecciones de los hermanos Earp
para pacificar el pueblo de Tombstone.
Caracterizado como Doc Hollyday en
la novela gráfica Lucky Luke 
 La escena sin embargo más significativa es cuando el doctor Schulz después de ofrecerle al liberto Django asociarse (no sólo lo libera sino que lo hace socio en el trabajo de matar “blancos” y cobrar por ello), le cuenta las hazañas de Sigfrido para salvar a Brunehilda, tocaya de la esposa de Django.  Mutatis mutandis le cuenta la siguiente versión del mito medieval, el cantar de los nibelungos: Todo sucede en una montaña, porque es un cuento alemán afirma Shultz, donde está encerrada Brunehilda.  Para salvarla Sigfrido debe subir la montaña, matar al dragón y enfrentar un círculo infernal.  Y si Sigfrido enfrenta todos esos peligros es simplemente porque vale la pena arriesgarse por Brunehilda, concluye el ilustrado Schultz. 

Django 1966 es considerada como una película de culto y quizás la mejor del
género conocido como spaguetti Western, el oeste visto por los europeos.  Aquí aparece
el cartel original junto a Django de Tarantino quien no niega la inspiración.

Con el mito Tarantino nos revela la estructura de la película.  Django subirá la montaña interior trabajando como caza recompensas en un paisaje de montaña nevada hasta convertirse en el pistolero más rápido del sur, casi tan rápido como Lucky Luke.  Encontrará al dragón, un terrateniente esclavista sureño llamado Calvin Candie (Leonardo di Caprio) y conocerá el infierno al enfrentarse a la estructura esclavista regenteada, en lo profundo, por los mismos negros.




En efecto los terratenientes blancos que decidían vida, muerte y reproducción sobre los negros paradójicamente eran criados por mujeres negras, 
  asesorados por mayordomos negros que imponían los castigos ejemplares a los esclavos y solían tener amantes negras. 
Un mucho lo que sucede hoy en México entre el poder de los güeros y la servidumbre de los indios; tal cual lo escribiera tiempo ha Rosario Castellanos en su novela autobiográfica Balum Canan.
Como Castellanos, Tarantino denuncia el holocausto esclavista pero a diferencia de la poeta chipaneca lo hace con un gran sentido del humor.  Como la escena donde los sureños, antecedentes del Ku Klux klan, se quieren épicos y terminan absurdos.  Su denuncia no utiliza los grises ni el melodrama de la guerra de secesión sino un contexto de Western lleno de tributos al género –se escucha el tema original de Django (1966), compuesto por el argentino Luis Enrique Bacalov y una canción original, especialmente escrita y orquestada para este film por Ennio Morricone, el referente musical del spaghetti western.  ¿Cómo olvidar el tema del “bueno, el malo y el feo”?  Ello sin contar que el mismísimo Franco Nero aparece en una escena.

Jamie Foxx y Franco Nero, 2012
Clint Eastwood, 1966,
en El bueno, el malo y el feo de Sergio Leone,








Pero la genialidad de Tarantino va más allá de unir en una sola película los dos mitos fundacionales de los Estados Unidos: La guerra de secesión con su consabida libertad de los esclavos (que México había liberado 200 años antes) y la conquista del oeste, pues su legendario cowboy solitario no es un hombre Marlboro, blanco y libre; ni un Clint Eastwood guapo y desalmado; sino un negro que habla y sabe decir.  Un esclavo que antes de vestirse de terrateniente y cruzar el infierno prometido para salvar a Brunehilda, supo que hasta la muerte tiene una palabra de consuelo: Auf wiedersehen.    


También pienso que los parquímetros, tal cual hoy funcionan, no son la mejor solución.  Si bien desinhiben el uso del automóvil, cabría recordar que tanto el viene-viene como ecopark son formas de privatizar un bien público; la calle.  Por ello los recursos obtenidos de los parquímetros deben regresar íntegros a la ciudadanía.

 Zyanya Mariana


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