ZyanyaM
¿A
qué mentirnos?
Vivimos, gran
Quevedo, vivimos tiempo que ni se detiene,
ni tropieza, ni
vuelve./
¿A qué mentirnos con la
llama del perfume, con la noche moderna
de los cinematógrafos,
antesalas terrestres del sepulcro?
....
Cavemos cada tarde el
agujero después de haber ganado nuestro pan.
Que en esa tierra hay
hueco para todos: los pobres y los ricos.
…
Todos caen y caen, y
van perdiendo el bulto en su caída,
¡hasta que son la
tierra milenaria y primorosa!
Gonzalo
Rojas (fragmentos)
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Nuestras hermanas las piedras, dicen los poetas |
A todos los Mejía que aman y amaron el tren
LO QUE PASA EN LA CAMA PASA EN LA PLAZA;
De especulaciones, privatización y otras inversiones
A diferencia de lo que dicen los medios, la publicidad, la
tecnología e, incluso las universidades, el ser humano no puede acumular. Si en un afán vano lo intenta los
objetos terminan sitiándolo. Como
cuando recién se compra un coche, no se disfruta. Al usarlo se teme que lo ensucien, lo rayen o lo roben; es
tal la obsesión que terminamos esclavos del objeto. Las cosas son memorias materiales mientras que nuestras
vidas no se detienen, ni tropiezan, ni vuelven. Cada día tenemos que hacer de comer, alimentarnos, recoger y
lavar los trastos; la comida no se acumula. Lo mismo sucede con respirar, digerir, dormir, bañarnos,
limpiar la casa, lavar la ropa, sacudir el polvo, criar, crear y amar; en fin
todo aquello que nos hace humanos no se puede acumular, sólo repetir y en la
repetición pulirnos como la piedra junto al mar.
El problema, sin embargo, de los datos macroeconómicos, a
los que les encantan las variables de acumulación; es que no incluyen en sus
premisas que alguien hará el trabajo repetitivo que fluye y produce riqueza sin pago (la mujer, el desempleado,
el migrante, el otro) mientras ellos, los empresarios juegan el juego de la
acumulación que no es otro que especular, apropiándose de la riqueza común para depositarla en unas pocas manos. Permítanme explicar
la palabra especular con los casos de
ferrocarriles y las telecomunicaciones en México. Ambos implicaron hacer ricos a unos cuantos privatizando los bienes comunes.
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6 grandes rubros en la mira de las privatizaciones: Agua, energía, minería, patrimonio ecológico
y cultural, el último no aparece en el mapa. Para imponer las privatizaciones en países medio democráticos,
como el nuestro, nada mejor que la "guerra contra el narco" para producir miedo y anestesiar una población.
Queda mucho por hacer más allá de las elecciones y el fraude, falta mucho por proponer, por inventar... |
Al hablar de trenes y teléfonos también anticipo los
proyectos referentes al agua, electricidad y patrimonio cultural, todos son
parte de la agenda política y las reformas del PRI para el próximo sexenio,
ello sin incluir PEMEX que vive una larga agonía. Sigo un mucho la secuencia del documental griego CATASTROIKA
que explica los procesos de acumulación, privatización y despojo de los últimos
30 años en Europa. ¡La ambición y los corruptos no son privativos de los países pobres!
Documental griego CATASTROIKA con subtítulos en español
Durante el siglo XIX los trenes en México apenas se
desarrollaron; estaban concesionados a grupos privados interesados en el
negocio y no en el servicio. No se
invertía porque no eran rentables, no prometían una rápida y fácil
recuperación.
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El ferrocarril de Itsmo que hizo de Ixtepec la ciudad cosmopolita de la época,
hoy se le conoce como la BESTIA y lleva en sus vagones modernos a migrantes |
Después de la Revolución
los trenes se nacionalizaron, viviendo una etapa de crecimiento hasta la
llegada del automóvil, la individualidad promovida por la cultura
norteamericana. Algunos dicen que
la historia del siglo XX puede rastrearse siguiendo el desarrollo del automóvil
y tienen razón; yo añadiría que el desarrollo y expansión de los monopolios
está ligada a la industria automovilística. A partir de los años 60, el ferrocarril dejó de ser el medio
idóneo para transportar gente y mercancía; para los años 80’s las grandes
compañías de autotransporte desplazan, en el imaginario, al tren como la opción para el transporte
de pasajeros y de carga.
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Historia del siglo XX ligada a la industria del automóvil |
Durante los 90’s se circuló el rumor que la empresa Ferrocarriles
Nacionales de México estaba endeudada por malos manejos; abonando el terreno
para su división, abandono y posterior desmantelamiento. Los grandes medios como siempre
repitieron el rumor. Es muy fácil
convertir un rumor en una verdad mediática utilizando la disconformidad que nos caracteriza. Todo tiene
defectos, porque es humano, basta con que los medios repitan que algo funciona
mal para que la masa de inconformes lo crea a pie juntillas y lo repita.
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Piezas de ferrocarril robadas
para venderlas como fierro macizo |
Se sabe que funcionarios públicos,
después de un aparente fraude, entregaron de manera ilegal más de 52 mil
toneladas de vías férreas, rieles, durmientes, clavos y planchuelas propiedad
de la Federación con un valor superior a la venta de las líneas. La venta de los trenes no sólo ocurrió en
México, pasó también con las líneas férreas de Inglaterra. El proceso fue similar: Rumor de malos
manejos, habladurías de endeudamiento apoyado por los medios, desmantelamiento
y finalmente, después de años de no inversión, rescate del estado bajo el
argumento de “bien público”. Lo
que nunca explican durante las privatizaciones es que la infraestructura de
ese tipo de bienes se ha pagado con los impuestos de varias generaciones y que la
ganancia implica justamente apropiarse de ese dinero acumulado por el trabajo
de nuestros abuelos y bisabuelos y tatarabuelos.
Por supuesto que en el proceso de privatización estuvieron involucrados
políticos ligados a los intereses de la industria automovilística. Como olvidar a Hank González, ese
político enriquecido hijo adoptivo de Atlacomulco, que gran parte de su fortuna
la generó destruyendo a la ciudad, modernizándola con ejes viales, para
fomentar el uso del coche y de los camiones Mercedes Benz que el vendía al
gobierno.
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La ilusión viaja en tranvía, decía Buñuel; la verdad es que las políticas
de transporte en México siempre han sido para beneficiar al automóvil.
En tranvía se podía ir a todos lados, todos salían del zócalo y el viaje costaba 15 o 25 centavos.
En los años 60 desaparecieron |
Más allá de mi particular amor por los trenes, -mi abuelo
fue jefe de estación toda su vida, al igual que dos de mi tíos, de los cuales
el tío Amador, sonriente y activo con sus 80 años, sigue hablando maravillas
del ferrocarril-, el tren como transporte ha demostrado ser menos contaminante
y más eficiente que el automóvil y los camiones, además de una opción benéfica para la
crisis ecológica y social que se impone.
Es posible que la inversión inicial sea más cara pero a largo plazo los
costos diminuyen. De hecho según cifras del Instituto Mexicano para la
Competitividad (Imco) la tarifa por kilómetro, comparativamente con los EU,
para movilizar una tonelada de mercancía en el autotransporte es 20% más
elevada, en transporte marítimo 12.6% mayor, mientras que en ferrocarril es
sólo 4% más alta que la norteamericana.
No es difícil concluir que el desmantelamiento del tren y su
privatización fue un pésimo negocio para la industrialización del país. Costará de nuevo generaciones reconstruir la
infraestructura, la inversión implicará endeudamiento del estado y una vez más
nuestra capacidad competitiva estará a la cola frente a otras naciones.
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Contrato colectivo de 1937 donde quedó
establecido, por primera vez, la semana
laboral de 40 horas |
Lo mismo pasó con Telmex. Teléfonos de México no sólo era una empresa funcional y
rentable, sino la mejor en su género en América Latina. Para poder privatizarla se recurrió a
dos mitos. El primero repetido
incansablemente por los grandes medios: las empresas privadas funcionan mejor
que las estatales. No hay pruebas
del hecho, al contrario muchos ejemplos invalidan la premisa, pienso en DHL el
correo de estado de los alemanes.
Pero además para que eso fuera cierto los seres humanos que trabajan en
las empresas privadas deberían ser diferentes, marcianos por ejemplo, a los que
trabajan en las estatales, lo cuál no es cierto. La gran diferencia, esa sí verificable, es que los
directivos de las empresas privadas utilizan sus vínculos con políticos
corruptos para dividirse las ganancias de las empresas que generalmente
se convierten en sueldos millonarios o casan, cual matrimonios perfectos, los
destinos de los partidos políticos con los de las empresas. Ese fue el caso de Telmex y el PRI de
Salinas de Gortari quien vendió, por medio de un ambiguo manejo de acciones, la
empresa en 442.8 millones de pesos al grupo Carso, cuando su valor real era de
7 mil millones. El segundo mito es
que las empresas mejoran calidad y servicios al privatizarse. En México, por experiencia sabemos que
las empresas privatizadas no mejoran su servicio ni bajan sus precios. Eso pasa con la telefonía, pero también
con el Gas, hoy más caro, que se vendió a una compañía española. El pronóstico para este sexenio, en este juego sucio de
privatizaciones, es una situación paralela para PEMEX, a la cual ya se le han impuesto
contratos leoninos de expoliación; con el agua, la electricidad y los servicios
de salud; todos previamente desmantelados. Para mi es absurdo que el Estado venda luz subsidiada a las
empresas que generan luz, kilowats más baratos que los que ellas generan. También me parece inconcebible,
pensando en la seguridad social y los años que tardamos como país en
construirla, que la erosionemos poco a poco hasta hacerla inservible para
poderla vender en pedacitos. ¿No
sería mejor convertirla en nuestra DHL, la mejor empresa de salud de América
Latina (los médicos ya los tenemos), exportarla al continente y vender nuestra
idea de salud al extranjero para que pague la seguridad social de los mexicanos?
¿Acaso Cuba no ha hecho de sus médicos un instrumento de política
exterior? Por ahora la propuesta
del Partido verde es sólo una herramienta más de expoliación que en vez de
invertir en las medicinas a mediano y largo plazo en beneficio de la Institución,
propone el uso del dinero público para la compra de medicamentos, en términos
individuales, a farmacias particulares.
Eso sólo aumenta los costos de los medicamentos y erosiona la
institución. Dentro del segundo mito, privatizar mejora, las empresas obvian
decir que el servicio difícilmente mejora porque en general no invierten y
cuando lo hacen es por medio del Estado.
Eso pasó con la infraestructura en el centro de la ciudad que hizo el
gobierno de López Obrador (para todos aquellos que creen que es un radical de
izquierda), instalando la fibra óptica que benefició a la compañía del hombre
más rico del mundo, -que quede claro que no tengo nada personal en contra del
señor Slim, pero, qué se le va a hacer, si así funcionan
los monopolios-. Ello sin
hablar del despojo paralelo que implicó la venta de Luz y fuerza del centro también vinculada con el cuantioso negocio de la fibra óptica.
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El rostro de 3 monopolios.
Que quede claro no tengo nada personal contra ellos
pero sí contra la expoliación que implica ese tipo de estructuras |
En los últimos años para hablar de inversiones en los
medios y ganar votos, los políticos y empresarios han creado un tipo de
“inversión mixta”, el empresario invierte y luego el estado le paga. En el Estado de México, por ejemplo,
durante el gobierno de Peña Nieto la inversión en el rubro hospitales funcionó de la siguiente manera. Los empresarios
invirtieron el costo total del hospital y equipamiento pero bajo un esquema de pago por 20
años. Cual renta el estado se
compromete ¡y cumple! a pagar una cantidad X. Nadie explica que la inversión se paga en su totalidad los
primeros 5 años y que los restantes 15 es negocio redondo para los
inversionistas, generalmente vinculados a los mismos políticos que promovieron
la inversión. Funciona como un
FOBAPROA o un rescate bancario pero a nivel infraestructura y sin quejas.
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Diego Rivera, el mercado de Tlatelolco
la plaza para el intercambio de los diferentes haceres, creaciones y siembras |
Todos los
monopolios e incluso los empresarios saben que el mejor negocio se hace con el
Estado. Es el mejor pagador, su
dinero no es producto de la especulación es un dinero real que entra a las
arcas estatales por medio de los impuestos y el trabajo ciudadano. Hombres y
mujeres como tú y yo. Por
eso están dispuestos en todos los países a sobornar a los gobiernos y políticos
en turno, pues el negocio siempre es redondo y si se hace por medio de las
instituciones financieras como el Banco Mundial o el Fondo Monetario
Internacional, además de redondo se vuelve legítimo.
También pienso que dada la
diversidad de nuestro país es necesario refundarnos como una nación
plurilingüe. Que de las 53 lenguas indígenas que sobreviven hasta el día de
hoy, se elijan 5 y junto al español se conviertan en nacionales; que se le
exija a todo profesional hablar una de ellas, además del castellano. Es
fundamental, por otra parte, que nuestra capital recupere con su nombre México
Tenochtitlan, sus ríos, sus lagos y su vieja vocación de grandeza.
Zyanya Mariana